"DE LOS CÁNTICOS Y DEMÁS POEMAS" de SIMÓN ZAVALA G.

Simón, amigo, poeta, hombre grande de alma universal. Tu paso de coloso es firme, altivo, color de la verdad y la esperanza. De cantos auténticos... de estupor... de asombros... de génesis.

Con el buril, cincelas candente la elegía musical de Dios, del tiempo, del hombre. Resplandecen tus ideas como llama etérea de luceros, en un cielo o tierra poblada de fantasmas.

Nos recuerdas la fábula asombrosa de la Biblia, la erranza perpetua de las tribus, las maravillas terrestres, las guerras fraticidas, el beso eterno de la madre, el suspiro rosado de los hijos, la piel cambiante del AMOR.
Como bordado cordel de cifras memoriales, extiendes tu verso hasta la noche austera de los tiempos. Indagas los secretos del Supremo, del que trocó su voz por la del trueno, por las míticas señales, por los designios heredados por su tropa ovejuna y su pastor de voluntades.

Simón recorre sus pasos… sus milagros. Diría que ya anduvo como brisa imaginada detrás del peregrino. Pues él no solo nos cuenta en poesía lo que ocurre y ocurrió, con un verbo animado y enriquecido de metáforas. El también está aquí, es parte y punto del todo y de la nada a la hora de la VERDAD Y LA JUSTICIA.

Caben todas las preguntas en sus labios. El diálogo, el monólogo insurgente, el vómito y el veneno que se escupe cuando la injusticia arrecia. Despedaza todo el alfabeto en astillada sangre, hasta encontrar culpables, los desnuda, los señala, los quema en la hoguera del averno y luego nos dispara con su rojo verbo un nuevo canto de esperanza.

El poeta se sufre piel adentro, sufre el escarnio acumulado de los siglos, sufre con las llagas del leproso. Gen, esperma, protozoario el hombre. Dios el hombre. Dios el hijo. Dios el hijo del hombre. La trilogía incomprensible del universo. Pero en toda esta soledad que puebla nuestro entorno, el poeta nos pinta el AMOR como caudal de vida, no importa si un día muere la ilusión, si fue fugaz, si fue solo impresión. En otro alero buscará su nido y será y se reciclará mas allá de la vanidad del tiempo y del espacio.

Una Antología… un Memorial… un poeta. Solo el hombre-poeta que habita en la piel de Simón podía haberme dejado su canto de hermandad, flameando como bandera ecuatorial en mi país de fantasías.

Simón ¡Me has tatuado el alma con tus fulgores espaciales!


Con admiración
Cecilia Zevallos P.
(Ceciely)

Canada/2004

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