Raúl, amigo, “ La Rosa Inmortal” que me has obsequiado, es un ritual perfumado, erótico y sensual en el que desnudas poco a poco la vestimenta intocada de tu Musa: La Rosa. En este canto sublime, desdoblas a la rosa en mujer pura y sensitiva.
Tu poemario es como un violín que con sus cuerdas mágicas inventan el solfeo apasionado de la mujer-rosa o de la rosa-serenata, en una noche de plenilunio. Has sabido plasmar la suavidad ... la cromología ... la inmortalidad de la rosa y en cada verso has desgranado esa simbología como alpiste sagrado y divino para ofrecérselo a tus lectores.
Poeta, te convertiste en el principito ecuatoriano, cuando le preguntas a tu rosa:
¿De dónde vienes? / brotas del cielo? / vienes de una estrella? . . .vienes de la tierra?
Y es que la rosa es soplo divino, diría yo . . . las rosas brotan de los dedos de Dios.
Tienes los epítetos más sublimes y galantes para con la rosa. He captado en ti, las más variadas sensaciones y, es que solo un poeta con ojos en el alma puede decir:
“Blanca rosa, hermosa / tus alas agitan mis ángulos puros” o
“Te cultivaré rosas perfectas, perfumadas / Y en medio de rosales / Un manzano de amor /Con seducciones.”
Piel de ternura extendida / por el cuerpo del aire / te poseeré ardiente / con el sexo azul de mis sentidos.” ¡ Qué cosa más preciosa Raúl !
El misterio de la rosa te lleva al éxtasis de la inspiración cuando dices: “Yo rasgaré los velos de tu noche / y de encontrarte en vilo / temblando de congojas / con el rocío de la nueva aurora.”
Luego, ya sereno como quien ha hecho posesión de los rosales dices: “ Y ved la rosa / allí está desnuda / en plenitud de Gracia.”
Mil gracias por haberme regalado “La rosa Inmortal”, tienes en ella, un verso para cada rosa y para cada rosa un botón hecho poema.
Con admiración y afecto.
Cecilia Zevallos P.
(Ceciely)
(Ceciely)
T. Rivieres, 20 de enero/2004
Comentarios
Publicar un comentario
Muchas gracias a todos los Quijotes y Dulcineas por dejarme vuestros comentarios. Perdonen si no puedo responderles individualmente pero quiero que sepan que cada uno me deja un átomo radiante de luz que nutre a mi alma.
Ceciely